Detrás de las rejas de Quatre Camins

Teresa Valero es miembro de la Junta de Alpha España y Delegada de evangelización del obispado de Solsona, ella junto a un equipo que  estaba formado por algunos miembros de la Delegación de la Diócesis , acompañados por un sacerdote y el capellán de la prisión que es de la orden de la Mercè y voluntarios de prisiones, organizaron el primer Alpha en la prisión de «quatre camins» en Granollers.

«Quatre camins» pertenece a la diócesis de Terrassa, su obispo Mons. Saiz es el responsable de la Pastoral Penitenciaria de la CEE, el apoyó la experiencia participando en una sesión de Alpha, también el obispo de Solsona MOns. Novell nos acompañó en varias ocasiones participando activamente.

Una vez terminada la experiencia de Alpha, el obispo Saiz celebró misa en la prisión y tres de los presos recibieron el sacramento de la confirmación.

.Preguntamos a Teresa Sobre su Experiencia de Alpha en Prisión.

¿Cuando oíste hablar sobre Alpha?

Como delegada de evangelización del obispado de Solsona, España, tengo el encargo episcopal de buscar nuevas formas de evangelización para revitalizar las comunidades parroquiales.

Hace ya seis años que estamos impulsando Alpha en las parroquias. La primera vez que escuché acerca de Alpha fue en Barcelona en una jornada de presentación. Después estuve en las jornadas mundiales de Londres y en otoño hace seis años empezamos el primer curso.

¿Por qué decidiste organizar Alpha?

Desde hace unos tres años nació en mi corazón el organizar un curso Alpha en la prisión, cuando por  primera vez junto a mi obispo pude visitar una prisión. Siempre me he sentido llamada a llevar el anuncio del evangelio a los más desahuciados de la sociedad, a los que más sufren, a los más heridos, a los que nadie quiere y entiende, así también a los presos.

¿Dónde organizaste Alpha?

Junto a los padres Mercedarios, que ya tienen el carisma de trabajar en las prisiones, presentamos Alpha a diferentes responsables de pastoral penitenciaria de Cataluña, y al final se nos abrieron las puertas de la prisión de jóvenes de “ quatre camins “ cerca de Barcelona.

Es una prisión de chicos jóvenes de 18 a 23 años.

¿Cuál es la respuesta que tuvo Alpha en la prisión?

La respuesta ha sido inmejorable. Desde el primer momento que se lanzó la invitación y aun sabiendo que era libre la asistencia, nadie se ha marchado por propia voluntad, sino debido a cambios en su vida como recluso (salir en libertad, pasar a otra cárcel o repatriación, son los tres casos que se han dado de baja).

El primer día vinieron 27 chicos y después el número se incrementó a 30, este era el número máximo permitido por la institución penitenciaria, por cuestiones de espacio y seguridad.

En cuanto a la institución no hemos encontrado ninguna oposición, más bien han estado abiertos a los planteamientos sugeridos por el coordinador de Alpha intentando minimizar las dificultades.

¿Qué diferencias hay entre Alpha en prisiones y en la comunidad?

A nivel logístico hay dificultad a causa de las estrictas normas penitenciarias, sobre todo en el tema de la comida, aunque nosotros hemos recibido total colaboración.

Las charlas hemos tenido que adaptarlas al perfil de los participantes: juventud (18 a 23 años), capacidad de atención, realidad cultural (muchos latinoamericanos), la duración de las charlas más cortas, máximo 30 minutos y directas al corazón.

En cuanto al equipo, hemos realizado un esfuerzo para comprender y adaptarnos a lo que significa un régimen penitenciario. Se requiere de capacitación y mucha humildad para aceptar y asumir las normas, consejos y advertencias que los funcionarios nos ofrecen, para no infringir, aunque involuntariamente, y poner en peligro el Curso Alpha.

Otra diferencia grande es que, tras unas sesiones los vínculos afectivos entre participantes y equipo organizador de Alpha se van intensificando con muchísima fuerza. Los temas que se ofrecen, en prisión calan profundamente en los presos a diferencia de las parroquias, porque los internos gozan, si han estado atentos a la conferencia, de todo el tiempo del mundo para ir rumiando en su interior lo escuchado y dar respuesta a cuantos interrogantes aparecen.

¿Qué cambios has visto en los presos?

A nivel espiritual hemos ido apreciando un progreso por parte de los participantes. Nuevas preguntas han aparecido en sus vidas. ¿En qué consiste el verdadero amor? La sociabilidad y la capacidad de establecer relaciones humanas y de amistad diferentes en el centro penitenciario. Más capacidad de escucha y reflexión, facilidad para adentrarse en su intimidad y pensar u orar. Agradecimiento mostrado más cuantitativamente. Confianza.

Valorar y evaluar la relación con personas exteriores. Una visión más optimista y esperanzadora de la vida a pesar de la duración de la condena. Incluso me atrevería a añadir, la seriedad y responsabilidad de toma de decisiones, especialmente la de un posible cambio de conducta en sus vidas aunque con ciertos temores a no ser comprendidos. También han dado una muestra de constancia y estabilidad a la hora de asistir a cada una de las reuniones, cancelando alguno de ellos el encuentro de “comunicación” o “vis a vis “ con los familiares o amistades por asistir a la celebración del día del Espíritu Santo.

A menudo pensaba, ¿Por qué ellos y no yo? ¿Acaso soy mejor?

Me ha impactado mucho la bondad, la amabilidad, que salía de sus jóvenes corazones. 

¿Cómo ha afectado eso a tu equipo?

Alpha es una respuesta magnífica como método de evangelización en las cárceles.  Cuando vamos a evangelizar a lugares como la cárcel, lo hacemos con dos mochilas a la espalda: una está llena para dar y la otra vacía para recibir, se llena antes la vacía que se vacía la llena, es decir que aprendemos más de lo que enseñamos. Todo el equipo ha recibido más que ha dado.

Alguno llegó a la cárcel lleno de ideas, pero es necesario que la idea se haga carne, y solo sentimos que evangelizábamos de verdad a medida que nos íbamos haciendo amigo de cada uno de los participantes, y a medida que los íbamos conociendo más hemos podido amarlos mucho más, hasta sentirlos parte nuestra.

Hoy rezamos todos los días por ellos. Hoy son nuestra familia.

A menudo pensaba, ¿Por qué ellos y no yo? ¿Acaso soy mejor? Me ha impactado mucho la bondad, la amabilidad, que salía de sus jóvenes corazones.

¿Crees que otras parroquias deberían organizar Alpha en prisiones?

Sí, creo que en cada prisión debería haber un curso Alpha. Pero para ello debemos ganarnos la confianza de la administración central de prisiones. Y salvar dificultades tan importantes como las comidas.

 Creo que dar ese paso siempre ha de realizarse en coordinación con el voluntariado que trabaja en prisión. Es imprescindible para que pueda haber una continuidad.

¿Qué te gustaría decirle a alguien que quiere comenzar a organizar Alpha?

Le diría que merece todo el esfuerzo que conlleva. Es un método que aglutina y compacta los distintos aspectos formativos y evangelizadores que podemos impartir en la prisión. Es una evangelización directa, pero además esperada. Es muy importante la persona que da las charlas y su método personal, su testimonio, sinceridad y sencillez.

El equipo es muy, muy importante. Los voluntarios de pastoral penitenciaria tienen un recorrido hecho en la vida de los presos. Los que vienen a impartir el curso deben hacer lo posible por encajar en ese equipo.

Muchísima oración. También ayunos. Oración por los participantes en el curso, pero especialmente por el equipo que va a dar el Curso Alpha.

Que se sientan enviados. Ellos han sentido la llamada a llevar el mensaje de Cristo pero van en nombre de la Iglesia.

En este curso Alpha han asistido algunos jóvenes evangélicos, sin embargo, en ningún momento se han sentido desplazados o señalados por participar en un entorno católico. El día de la Efusión del Espíritu Santo en el momento de las confesiones se acercó a hablar con los sacerdotes católicos.

Remarcaría el día del Espíritu Santo en la prisión, fue un día en que el cielo toco la tierra y la prisión se llenó de la fuerza del Espíritu. Pasamos todo el día con ellos, dimos las tres charlas, jugamos, comimos juntos, y antes de la efusión hubo una hora de silencio, donde los presos podían pensar, hablar o confesarse con un sacerdote. ¡Toda la vida recordaré este momento, jóvenes llorando en los rincones, en silencio en el patio, haciendo cola para pedir perdón por sus vidas, abrazándose unos a otros … todos fueron a recibir el Espíritu Santo y fueron llenos!

Al final los cinco sacerdotes que participaban del día se arrodillaron y recibieron el Espíritu de manos de los presos, en ese momento recibían la dignidad de ser hijos queridos de Dios.

Por otra parte el curso se ha realizado en esa cárcel por el peso del voluntariado católico. Las autorizaciones para realizar han sido casi inmediatas, sin muchos protocolos. Pero es que detrás de la solicitud para realizarel curso hay un grupo (SEPAP Barcelona) de casi 200 voluntarios católicos que durante casi 20 años están ofreciendo servicios religiosos, actividades lúdicas y programas de rehabilitación y hecho de una manera coordinada y responsable en 6 prisiones de Cataluña.

Sobretodo antes de comenzar un Curso Alpha en la prisión deberían recibir entrenamiento y formación para poder desarrollar el curso correctamente. Este entrenamiento debería llevarlo la oficina nacional de Alpha en España.